Teoría King Kong es uno de los grandes libros de referencia del feminismo y de la teoría de género, un incisivo ensayo en el que Despentes comparte su propia experiencia para hablarnos sin tapujos ni concesiones sobre la prostitución, la violación, la represión del deseo, la maternidad y la pornografía, y para contribuir al derrumbe de los cimientos patriarcales de la sociedad actual.
En verano reunimos, compilados por Peter Saint-André, fragmentos de distintas fuentes (principalmente de sus diarios), en los que Henry David Thoreau reflexiona, entre junio y septiembre, sobre los fenómenos de la naturaleza que observa en la estación más calurosa del año.
El anochecer es la parte más gloriosa del día, la más serena, cálida y brillante, y la más sugerente. Es más bello que la mañana. Es la tarde casta, porque ha tolerado las duras pruebas del día, pero para la mañana ese elogio no era aplicable. Es respiración de incienso. La mañana está llena de promesa y vigor. La noche es pensativa.
En primavera reunimos, compilados por Peter Saint-André, fragmentos de distintas fuentes (principalmente de sus diarios), en los que Henry David Thoreau reflexiona, entre marzo y junio, sobre las particularidades que ofrece la primavera en relación con la naturaleza y con la vida de las personas.
En la sociedad no encontrarás salud si no es en la naturaleza. A menos que, como mínimo, de tanto en tanto apoyáramos los pies en medio de la naturaleza, los rostros de todos nosotros serían pálidos y lívidos. La sociedad siempre está enferma y la mejor de ellas es la que más lo está. No hay un solo aroma en ella que sea tan saludable como el de los pinos, ni fragancia más penetrante y restaurativa que la de las perlas nacaradas, flores de vida eterna de los prados más altos.
En Otoño reunimos, compilados por Peter Saint-André, fragmentos de distintas fuentes (principalmente de sus diarios), en los que Henry David Thoreau reflexiona, entre septiembre y noviembre, sobre las particularidades que ofrece el otoño, “el momento en que la primera flor del cardo desciende sobre alguna superficie plana del lago, llena de reflejos, en el bosque, e indica a los peces que madura el año”.
Quien come la fruta debería al menos plantar la semilla y, es más, de ser posible, una semilla mejor que la de la fruta que disfrutó. ¡Semillas! Hay una cantidad considerable de semillas que no necesitan más que ser mezcladas en el suelo donde se encuentran, por una voz o pluma inspiradas, para comenzar a dar frutos de un sabor divino.
En Invierno reunimos, compilados por Peter Saint-André, fragmentos de distintas fuentes (principalmente de sus diarios), en los que Henry David Thoreau reflexiona, entre diciembre y febrero, sobre los efectos del invierno en las vidas de las personas.
Vean estos árboles, tan desnudos o crujientes con sus hojas marrones marchitas, excepto las perennifolias, sus capullos latentes al pie de los pecíolos. Vean los campos, rojizos y marchitos, y los varios setos y malezas con culmos secos y descoloridos. Tal es nuestra relación con la naturaleza en este momento; tales las plantas que somos. No tenemos más savia ni verdor ni color ahora… Pero aun en invierno mantenemos una alegría moderada y una vida interior serena, no nos falta calidez y melodía.
La búsqueda del amor y de la maternidad son las dos columnas que sostienen este relato, escrito por una narradora que carga una tragedia familiar que la persigue como un eco. Con esos conflictos a cuestas, la autora de estas páginas avanza iluminada, como empujada por un viento o por un deseo imparable. Negro casi azul, el primer libro de Paula Mariasch, es una rara avis, profundo, ágil, lleno de chispazos y ocurrencias. Escrito a pinceladas, como un cuadro impresionista, la pintura finalmente toma la forma de un autorretrato: el de una mujer que busca tener un hijo, que quiere recuperar y entender el legado de su madre y cuyo camino se cruza, en un giro loco de la vida, con una persona inesperada.
Vivian Gornick lleva años desarrollando un formidable diálogo entre la literatura y la vida. La escritora estadounidense alberga la convicción de que la lectura es una forma de autoconocimiento, y de que leer con la mirada adecuada puede ayudarnos a entender cómo llegamos a ser quienes somos y por qué son como son los tiempos en que vivimos. En este libro, Gornick aborda uno de sus asuntos favoritos, el amor romántico simbolizado por el matrimonio, y lo analiza como uno de los temas clave en la literatura del siglo xx. En un recorrido por la vida y la obra de algunos de los autores que más admira ?como Willa Cather, Virginia Woolf, Grace Paley, Richard Ford, Raymond Carver o Jane Smiley?, la autora defiende que nuestro mundo ha cambiado y que el amor y el matrimonio han dejado de ser, en nuestra época, metáforas que representen adecuadamente la felicidad y la realización personal.
Con la misma inteligencia, honestidad y agudeza que caracterizan su célebre libro Apegos feroces , e hilvanando una profunda reflexión que se hunde con elegancia tanto en el conocimiento como en lo vivencial, Vivian Gornick nos brinda un libro extraordinario que cuestiona el supuesto poder transformador del amor y nos revela que este, «como la comida o el aire, es necesario pero insuficiente: no puede hacer por nosotros lo que debemos hacer por nosotros mismos».
Nadie permanece indiferente ante un texto de Marguerite Duras. Su escritura, como expone e incluso exhibe aquí, es ella misma, en su casa, en el silencio y la soledad que le es indispensable. Sólo así puede oir la voz interior que recuerda y cuenta, que vacila y se contradice, que teme nombrar los hechos, las cosas y las personas que van poblando poco a poco su entorno hasta que «la escritura» se instala «en todas partes». A partir de los textos de tres cortos filmados sobre o por Marguerite Duras, este libro ofrece sus reflexiones sobre el hecho de escribir, reflexiones continuamente engarzadas con los acontecimientos de su vida que han ido estigmatizando su escritura : el alcohol, el dolor, el marido, los amantes, el hijo, las amistades, la pintura, el cine, la política, esa «vulgaridad masiva, desesperante, de la sociedad» y también ese piloto británico de veinte años, abatido en los últimos días de la segunda guerra mundial, a quien ella dedica el libro.
Sonia, una entrenadora de caballos de carrera, le cuenta su vida a una escritora. La escritora toma esas entrevistas y extrae lo esencial: la voz, el tono, los giros del lenguaje, el núcleo emocional de cada anécdota. Corta, descarta, monta, vuelve a editar. El resultado es Yo sé lo que sé, un destilado en el que la vida de Sonia se nos revela condensada y, a la vez, expresada en su máxima pureza.
El primer caballo, las caídas y los golpes, la tenacidad; el hacerse de abajo en un mundo de hombres regido por lógicas absolutamente propias; el maltrato, el abuso, el esfuerzo; la consagración al conocimiento de cada animal, cada pista, hasta que un día, con un corte seco, la vocación llega a su fin. En este libro tan impactante como breve, Kathryn Scanlan se revela como una escritora singularísima, que Daniela Bentancur traduce por primera vez al español con precisión y maestría.
En agosto de 1939 un buque de bandera polaca arriba a Buenos Aires. En él venía una delegación de empresarios, diplomáticos y periodistas de ese país que, a los pocos días, recibe la orden de volver con todos sus tripulantes y pasajeros, frente al inminente comienzo de la Segunda Guerra Mundial. En el último momento, uno de ellos, obnubilado por la curiosidad que le producía esta nueva urbe, decide desembarcar y quedarse en sus calles. Así empieza la particular estadía argentina de uno de los narradores imprescindibles del siglo XX: Witold Gombrowicz.
Este, a su vez, es el comienzo de Extranjero en todas partes, en el que se repasan los días argentinos del autor de Ferdydurke, a través de la personal y sutil investigación de Mercedes Halfon. En ella –con la ayuda de los propios escritos de Gombrowicz y de las entrevistas realizadas a sus discípulos sobrevivientes, a otros escritores y académicos– se despliega una biografía singular, poseedora de una lucidez implacable y un humor corrosivo.
Con una prosa limpia y elegante, su autora incursiona en el panorama cultural de fines de los años treinta y comienzo de los sesenta –período en el cual Witold viaja entre la capital y el interior, donde visita cafés, pueblos, librerías y casas de amigos–, para entregar el retrato, no solo de una personalidad única, sino de toda una época.
No vivimos en una casa embrujada sino en una casa que hay que limpiar y mantener en orden, dice Matías Moscardi al inicio de este diario. Pero ¿será así? Lo que comienza como un registro de la vida doméstica en su aspecto más dolorosamente material tenemos un cuerpo, tenemos una casa, vivimos rodeados de objetos, y lo que todos ellos tienen en común es que, una y otra vez, se ensucian de pronto se transforma: hay ruidos extraños en la casa. Es el principio de todo relato de terror. Frente a la posibilidad de una amenaza, de criaturas asquerosas que invadan el hogar y contaminen todo a su paso, Moscardi hace lo que haría cualquier escritor: recurre a su biblioteca. Los diarios de Kafka, Sylvia Plath, Patricia Highsmith, textos de Salvador Benesdra, Derrida, Henry Miller, Capote, Lacan, se van conectando a través de un hilo sutil pero contundente: a todos les preocupa la mugre. Y se hace preguntas, muchas preguntas: ¿escribir es limpiar o ensuciar? ¿Qué se hace en el caso de tener ratones? ¿Hay que mudarse? ¿Las pelusas son como fantasmas? ¿Qué quiere decir higiene? Empieza como un diario pero, por obra y gracia de una escritura capaz de orquestar la vida cotidiana, la literatura y la filosofía y hacer que bailen como en una película de Disney, termina tratándose de nuestra precariedad en el mundo, y de los pequeños rituales que realizamos para que, de vez en cuando, todo brille.
Marina Yuszczuk
Cuenta Vivian Gornick que un día comenzó a releer Regrero a Howards End y con gran asombro descubrió que su interpretación de la novela, años después de su primera lectura, era ahora radicalmente distinta. Consciente de que no hay nada como regresar a un lugar que no ha cambiado para descubrir en qué ha cambiado uno mismo, decidió retomar aquellos libros cruciales que la convirtieron en la mujer que es, y releerlos, con el propósito de redescubrirse a sí misma. El resultado es Cuentas pendientes, en el que Vivian Gornick combina sus dos géneros literarios favoritos, la crítica literaria y las memorias, entrelazando las enseñanzas de las lecturas que marcaron su vida con el relato de sus propias experiencias vitales. En nueve paradas, la autora de Apegos feroces relata cómo a lo largo del tiempo fue identificándose con distintos personajes de la novela Hijos y amantes de D. H. Lawrence, analiza el concepto de feminidad en las novelas de Colette, se cuestiona la veracidad de la memoria en El amante de Marguerite Duras, y explica por qué siempre que lee a Natalia Ginzburg ama un poco más la vida. Cuentas pendientes es la celebración de la pasión de Vivian Gornick por la literatura, un homenaje a la lectura como forma de conocerse a uno mismo, una y otra vez, y sentir «el poder de la Vida con mayúsculas». Pero, ante todo, es la oportunidad de reencontrarnos con la Gornick de siempre, con esa voz que tanto amamos y admiramos: perspicaz, sabia y valiente, que sabe mirarse a sí misma sin artificios.
El 12 de septiembre de 2009 un hombre se tira desde el sexto piso de un edificio. Es un día de sol en Buenos Aires. Años después, Florencia Gattari, la hermana de ese hombre, escribe esta evocación como un modo de atraparlo en la caída, de reconstruir su vínculo, de entender esos días finales. Crudo y bello, Pablo es también un libro donde Gattari ensaya todas las variantes de un problema tan antiguo como la literatura: qué se puede decir y qué no, cuál es el límite del lenguaje para nombrar el dolor y cómo, con el tiempo, es posible encontrar algunas palabras para contar la propia historia.
«Sin el intento de completar y sin la intención de entender, pero mirando de frente y ganando, de a poco y en voz baja, territorio al silencio, Florencia Gattari rearma la figura de su hermano Pablo. Tan delicado como poderoso, tan sutil como emocionante y con el fraseo perfecto de una voz que sabe nombrar aquello que se acumula en los días difíciles pero también aquello que usualmente se pierde en lo cotidiano, este es un libro de una belleza calma y deslumbrante».
Federico Falco
«Sospecho que lo que escribo nace del silencio. Porque así fue desde mi niñez, del silencio a la escritura. De la resistencia a hablar, al placer de construir un texto».
Admirada por miles de lectores en todo el mundo, Claudia Piñeiro es, además de una prolífica y premiada escritora de ficciones (novelas, cuentos, guiones de series y de películas, obras de teatro), una delicada observadora de la realidad. Este libro reúne por primera vez los numerosos textos publicados a lo largo de los años en distintos medios: escritos personales y autobiográficos que hablan de la infancia, la familia, las amigas, los maestros, la maternidad, así como aquellas intervenciones más políticas, como el ya célebre discurso en la Cámara de Diputados a favor de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo o los textos de apertura de ferias del libro como las de Buenos Aires o Rosario, reflexiones sobre la propia escritura, sobre escritores y escritoras que la marcaron, la pandemia o los viajes a festivales literarios. Escribir un silencio nos permite un acercamiento distinto, íntimo, a una de las escritoras más queridas de nuestro país, una referente en temas como el feminismo, los derechos de los escritores y la desobediencia como postura ética y vital. Un libro generoso y único en la trayectoria de nuestra autora más emblemática.
Continuación natural de Apegos feroces, en La mujer singular y la ciudad Vivian Gornick sigue mostrándose como una mujer lúcida, sensible e insobornable que, siendo la realidad como es, no acepta su lugar en el mundo.
La mujer singular y la ciudad es un mapa fascinante y emotivo de los ritmos, los encuentros fortuitos y las amistades siempre cambiantes que conforman la vida en la ciudad, en este caso Nueva York, una ciudad, nos dice Gornick, que hace soportable su soledad. Mientras pasea por las calles de Manhattan, de nuevo en compañía de su madre o sola, Gornick observa lo que ocurre a su alrededor, interactúa con extraños, busca su propio reflejo en los ojos de un desconocido. Y se reconoce en su amistad de más de veinte años con Leonard (un hombre que vive su propia infelicidad con sofisticación y que la ha ayudado «a comprender la misteriosa naturaleza de las relaciones humanas más que ninguna otra relación íntima que haya tenido»), pues ambos comparten la necesidad de encontrar un agravio que combatir.
Vigoroso collage que intercala anécdotas personales, viñetas narrativas y piezas reflexivas sobre la amistad, sobre la a menudo irreprimible atracción por la soledad y sobre qué significa ser una feminista moderna (una «mujer singular»), estas memorias son el autorretrato de una mujer que defiende con ferocidad su independencia y que ha decidido vivir hasta el final sus conflictos en lugar de sus fantasías.
Con una escritura que entremezcla el ensayo, el diario y la crónica, Jazmina Barrera relata su experiencia de embarazo, parto y lactancia a través de los cambios de su cuerpo y la relación con un nuevo ser que, si bien es parte de ella, al mismo tiempo no lo es. Intercalando notas sobre su vida cotidiana con apuntes de sus lecturas e investigaciones, la lúcida curiosidad de la escritora establece conexiones entre su embarazo y elementos de la naturaleza -como eclipses, temblores o animales-, mientras profundiza en las historias de las mujeres de su familia y visita la obra de artistas que hallaron en la pintura, la fotografía o la literatura su propio lenguaje para pensar el cuerpo materno y la crianza. Así, mientras dialoga con Rosario Castellanos, Mary Shelley, Frida Kahlo, Ursula K. Le Guin, Tina Modotti, Virginia Woolf, Luz Jiménez, Simone de Beauvoir, Alice Munro o Margaret Atwood, la autora va descubriendo la enigmática transformación que conlleva el proceso de engendrar vida y cuidarla.
Aurora Venturini irrumpió en el horizonte de la literatura argentina a sus 85 años al ganar un premio llamado “Nueva Novela”. Pero ¿quién había sido antes?; ¿por qué no la conocíamos? Dueña de un estilo irrepetible, alejada de los circuitos literarios de la época, Venturini cultivó una vida misteriosa entre su ciudad natal, La Plata, y sus viajes a Europa en busca de una estirpe. Tanto en entrevistas como en ficciones se ocupó de construir una biografía fabulosa y equívoca que incluye fechas falsas de nacimiento y de defunción.
Liliana Viola, elegida por la misma autora como albacea de su obra, emprende la búsqueda de sus infinitas verdades a través de entrevistas a quienes la conocieron y trabajaron con ella, confesiones y manuscritos inéditos. Aparecen aquí la niña víctima de la Década Infame, la joven enamorada de un hombre imposible, la pionera de la psicología, la peronista de Evita, la profesora excéntrica, la esposa y nunca madre. Esta no soy yo es una biografía literaria que se lee como una de las mejores novelas de Aurora Venturini.
Alguna vez de alguien aprendimos algo; no siempre fuimos conscientes de que estábamos aprendiendo o nos estaban enseñando. Pero es larga la tradición de los alumnos escribas que hicieron de sus apuntes personales obras del conocimiento. ¿Del conocimiento de qué?
Las clases de Hebe Uhart, más que notas rescatadas de cuadernos o proyecto de manual de escritura, es un viaje lento y gozoso al tiempo del aprendizaje, y también una reconstrucción precisa y amorosa de la voz que enseña.
Dividido en capítulos dedicados, entre otros problemas, al lenguaje, a la construcción de personajes, a los secretos del cuento, a la crónica, al monólogo interior o al humor, el libro rodea y ronda el misterio de la literatura siguiendo el dictado de una voz, que es la voz de la maestra, y los pasos de la autora-alumna. Este es un libro pleno, feliz, que ayudará a quien se proponga escribir ficción, pero que además muestra, generoso, el mundo creativo y reflexivo de Hebe Uhart, una de las maestras más admiradas de la literatura argentina.
Desde 2008, todos los viernes, puntualmente, Juan Forn escribe la contratapa de Página/12. Fiel a la máxima borgeana según la cual un escritor es más que nada un buen lector, se aventura por rincones insospechados de la literatura, la música, el cine, la arquitectura y hasta la matemática del siglo XX, en busca de las claves íntimas que rigieron ese siglo de vanguardias y catástrofes.
Forn lee y enseña a leer. Se mete –y nos mete– en los entresijos de lo público y lo privado, lo conocido y lo desconocido. Como un detective o un mago, recorta y tira de un hilo imperceptible hasta dejar al descubierto el revés de la trama, lo inesperado, el secreto.
Los viernes es el primero de tres tomos que reunirán en libro las contratapas de Forn. Estos textos, casi un género en sí mismos, revelan una pasión voraz por la lectura y una curiosidad inmensa por los pliegues de la historia. Cada vez que se termina de leer uno, es inevitable pensar: “Lo hizo de nuevo… Pero ¿cómo lo hizo?”
“Monterroso aspiraba a un género que tuviera algo de ensayo y algo de cuento, algo de poema y algo de confesión, más o menos breve y muy libre, en tono aparentemente melancólico pero envuelto en ligero humor, recurriendo a citas de conocidos y desconocidos que existieron en la realidad o no, con un estilo perfecto pero que no se note, o que incluso que parezca descuidado, como redactado por alguien que lo hiciera para cumplir un requisito que no puede eludir.”
Cada viernes desde 2008, Juan Forn ofrece a sus lectores en la contratapa de Página/12 una inmersión semanal en los rincones más insospechados de la literatura, la música, el cine, la arquitectura y hasta la matemática del siglo XX, en busca de las claves íntimas que rigieron ese tiempo de vanguardias y catástrofes.
Forn nos enseña a leer entre los pliegues de lo público y lo privado, del pasado y el presente. Como un detective o un mago, tira de un hilo imperceptible y deja al descubierto el revés de la trama, lo inesperado, el secreto.
Con este segundo tomo, Emecé continúa la publicación de
Los viernes, contratapas que son casi un género en sí mismas, que hacen honor a la consigna de Monterroso y llevan a los lectores a pensar, al finalizar la lectura: “Lo hizo de nuevo… pero ¿cómo lo hizo?”.
“Bobi Bazlen era huérfano de padre y tenía una madre eternamente postrada en cama víctima de enfermedades imaginarias, lo que le permitió hacer lo que quería desde temprana edad, y lo que quería hacer Bobi Bazlen era leer.”
Como el personaje retratado en el magistral texto “Las piernas de Dora Markus”, Juan Forn es un lector impenitente. Estas contratapas, que cada viernes desde 2008 ofrece a sus lectores en Página/12, son prueba viva de esa pasión.
Forn se sumerge en los rincones más insospechados de la literatura, la música, el cine y la ciencia del siglo XX, en busca de las claves íntimas que definieron ese tiempo de vanguardias y catástrofes. Como un detective o un mago, tira de un hilo imperceptible y deja al descubierto el revés de la trama, lo inesperado, lo secreto.
Con este tercer tomo, Emecé concluye la publicación de Los viernes, una selección imperdible de esas contratapas que son casi un género en sí mismas y que, con cada lectura, llevan a los lectores a pensar: “Lo hizo de nuevo… pero ¿cómo lo hizo?”
¿Qué hace que las contratapas de los viernes de Juan Forn sean tan adictivas? ¿Por qué sus lectores se pasan unos a otros el dato como si fueran miembros de una secta de elegidos? ¿Es por su estilo, que tiene la precisión de un relojero y la infalibilidad de un lanzador olímpico? ¿O es por su ojo de lector avezadísimo, siempre a la pesca de los mejores relatos?
La clave quizá resida en que Forn es capaz de contar la historia detrás de la célebre foto de la chica vietnamita rociada de napalm, la de las marchas de los miércoles de ancianas coreanas víctimas de la explotación sexual o la del hermano menor de Vladimir Nabokov como si fueran ficciones. El autor de María Domecq se las ingenia para encontrar el germen narrativo que anida en cada uno de los hechos que cuenta, la cualidad de personaje que se esconde en cada persona, el drama que rodea cada momento histórico y cada vida.
Tras diez años ininterrumpidos de escribir las contratapas que Emecé recogió en libro, este volumen de Los viernes es un magistral cierre de ciclo y una nueva muestra de ese don para narrar que ha consagrado a su autor como uno de los grandes escritores argentinos de nuestro tiempo.
Durante el otoño del 2021, en los días aciagos de la pandemia y la cuarentena, la autora de este libro sale a caminar por la ciudad con sus amigas como una forma de combatir el malestar. El ritmo de las caminatas marcará el tono de la conversación y, de ese modo, el texto irá trazando una suerte de ensayo sobre la amistad. ¿Qué es lo que la distingue de los otros vínculos? Pequeño tratado sobre la amistad propone cinco indagaciones a esta pregunta y en su discurrir, por diseño o por azar, termina siendo un elogio de Buenos Aires, una gran ciudad para caminar. Las relaciones amorosas, el paso del tiempo, los hijos o el deterioro de los padres son algunos de los temas que puntúan sus conversaciones, y la observación botánica –acompañada con ilustraciones de Clau Degliuomini– le da a este libro su sentido final: la búsqueda de la belleza.
«Sé que Antonin Artaud ha ‘visto’, en el sentido en que Rimbaud y aún antes Novalis y Arnim habían hablado de ‘ver’… El drama es que la sociedad a la que cada vez nos honramos menos de pertenecer persiste en considerar como un crimen inexpiable que un hombre haya pasado ‘al otro lado del espejo’ En nombre de todo aquello a lo que me siento unido más que nunca, aclamo el regreso a la libertad de Antonin Artaud en un mundo donde la libertad misma está por rehacerse; más allá de todas las denegaciones prosaicas doy toda mi fe a Antonin Artaud, hombre de prodigios; saludo en Antonin Artaud la negación desesperada, heroica, de todo lo que morimos por vivir.»
André Breton
En Bocetos de natación, Leanne Shapton, con una prosa elegante, meditativa y de ligera belleza, explora una vida que transcurre siempre alrededor del agua. La natación atraviesa su vida y su obra. De adolescente se entrenó para ser nadadora olímpica y representar a Canadá en competiciones de alto nivel. Como adulta, el nado recreativo en piscinas de hotel o en el mar durante unas vacaciones son parte de su cotidianeidad.
De la disciplina de un entrenamiento de élite a la introspección de una artista bajo el agua, Shapton compone un libro que es en sí mismo una obra de arte.
Como ya hiciera en Apegos feroces y La mujer singular y la ciudad, Vivian Gornick vuelve a mostrar, en las irresistibles viñetas que componen Mirarse de frente, su inigualable talento para aunar el recuento de sus propias vivencias y la reflexión, con esa mezcla de ingenio, frescura y sabiduría que ha hecho de ella una autora ya insustituible para tantos y tantos lectores.
En este nuevo libro, Gornick convierte el recuerdo de su experiencia como camarera en los Catskills no sólo en una agridulce aproximación al deseo juvenil y los trabajos veraniegos, sino en una indeleble toma de contacto con las desigualdades de clase y de género. Su periplo como profesora visitante por varias universidades estadounidenses le sirve para trazar una maravillosa y tragicómica radiografía del paisaje académico como suplicio para el espíritu: comunidades aisladas, con sus ritos y rencillas, con su peculiar dinámica de soledad y sociabilidad, donde el alma se enmohece rodeada de seres sólo en apariencia afines. Ya sea para hablarnos de su relación con la ciudad, de su evolución como feminista o para meditar sobre los recónditos motivos por los que una antigua amiga suya, pese a ser admirada y amada por muchos, evadía sistemáticamente cualquier atisbo de intimidad, Gornick vuelve a ofrecernos la singular mirada -valiente y feroz, empática y siempre de frente- con la que encara el mundo.
En junio de 1956, un fallido intento revolucionario contra el régimen militar que había destituido a Juan Domingo Perón desencadena una operación represiva y clandestina que incluyó fusilamientos.
Seis meses después, Rodolfo Walsh recibe un dato: hay un fusilado que vive. Detrás de esa pista inicia una investigación que documenta el terrorismo de Estado y marca un hito en la historia del periodismo y la escritura.
A partir de la frase “Hay un fusilado que vive”, disparador e insuperable mito de origen, Rodolfo Walsh, hasta entonces traductor, autor de cuentos policiales y convencido antiperonista, escribió Operación Masacre, un libro en el que se condensa lo mejor del oficio periodístico: un hombre dispuesto a dudar de sus propias convicciones va tras de una historia que investiga de forma minuciosa y vuelca el resultado en una prosa soberbia y contenida. Sin experiencia, enfrentando riesgos inverosímiles para un hombre como él, Walsh escribió este libro extraordinario que, casi siete décadas más tarde, se lee como una obra absolutamente contemporánea. Leila Guerriero
Ahí se inscribe Operación Masacre: en el pasaje de la ficción a la no-ficción, o en el gesto de fundación de la no-ficción, sostenida con recursos ficcionales. Lo que supone en definitiva ni más ni menos que este afán: el de dar con otra forma, más potente y visceral, para discernir la verdad; para investigarla, para establecerla, para probarla, para denunciarla. A partir de una premisa lúcidamente esgrimida por Rodolfo Walsh: que ninguna vul-neración de la ley será nunca tan grave, tan terrible, tan inadmisible como la que pueda cometer el propio Estado. Martín Kohan
Siendo un bebé, le pusieron una raqueta de juguete en la mano. Desde entonces, Agassi no ha hecho otra cosa que golpear pelotas de tenis. Su padre, obsesionado en convertirlo en un astro del deporte, cosntruyó una máquina (el dragón) que disparaba 2.500 pelotas al día contra el pequeño Andre. Escrita por el premio Pulitzer J. R. Moehringer, Open es la semblanza a corazón abierto de André Agassi, que en estas memorias se muestra tal como es: un hombre que debió enfrentarse a las presiones de su familia, de la fama, pero que siempre conservó el valor de la amistad y un sentido altruista de la vida. En esta cautivadora autobiografía, Agassi revela, con sentido del humor y ternura, una vida definida por la contradicción entre un destino impuesto y el anhelo por complacer a quienes lo han sacrificado todo por él. «Odio el tenis, lo detesto con una oscura y secreta pasión, y sin embargo sigo jugando porque no tengo alternativa. Y ese abismo, esa contradicción entre lo que quiero hacer y lo que de hecho hago, es la esencia de mi vida.» Andre Agassi
En la lucha durante las Invasiones Inglesas protagonizó la increíble hazaña de tomar un buque a caballo. Adhirió de inmediato a los ideales de la Revolución de Mayo. Para defender y liberar a su patria, armó en Salta una estructura militar con gauchos a los que llamó “Los Infernales”. A fuerza de coraje, y de poner el pecho a las balas, se convirtió en el líder de la guerra montonera y resistió victoriosamente nueve invasiones realistas. Fue –es– Martín Miguel de Güemes, héroe entre héroes, compañero y confidente de Manuel Belgrano; amigo y aliado clave de José de San Martín en sus campañas libertadoras.
Pero su batalla no fue sólo contra los de afuera. Tierra adentro les dio pelea como pocos a los enemigos de siempre. A la oligarquía salteña que veía con recelo y temor el empoderamiento de esos hombres y mujeres humildes a los que Güemes les dio voz y dignidad. A un gobierno central que desde Buenos Aires estaba más preocupado por acotar el poder del caudillo que por hacerles frente a los invasores. Por eso le hicieron la vida imposible: le negaron recursos, lo persiguieron, complotaron en su contra, tanto que hasta fueron funcionales en el momento de su asesinato.
El “padre de los pobres” no estaba solo. Además de sus valientes, junto a él estuvieron siempre su madre, Magdalena, su amada Carmencita Puch, y su hermana, Macacha. Macacha, sí, esa mujer fuerte y dispuesta a todo que fue su mano derecha tanto en la vida como en el fragor de sus contiendas políticas y militares. Por eso, Los Güemes: una investigación minuciosa, documentada en cada uno de sus detalles. Una biografía fascinante en la que Felipe Pigna, con su estilo ameno y a la vez riguroso que lo convirtió en uno de los historiadores latinoamericanos más leídos y admirados de las últimas décadas, les devuelve al gran Martín Miguel y a los suyos la dimensión épica de una gesta destinada a trascender, no solo en la historia Argentina, sino también en la de todo un continente.
Como imposible y como quimera, como fin y también como imperativo, la idea de la felicidad nos interpela más que nunca en los tiempos que corren. “¿Cómo ser felices?”, esa sentencia que nos sobrevuela como mandato del mundo moderno se impuso para encandilarnos y hacernos perder de vista aquella que debería ser la pregunta nodal: “¿Qué es la felicidad?”.
En su nuevo libro, Gabriel Rolón nos propone desandar el camino. Desarticular lugares comunes y preconceptos para poner en evidencia qué se esconde más allá de esa ilusión que se vende como panacea y no es más que una trampa. Entre el Psicoanálisis y el arte, entre la filosofía y la literatura, despliega entonces su hoja de ruta, un mapa de lecturas que van de la mitología clásica a Byung-Chul Han, pasando por Freud, Lacan, Borges, Nietzsche, Schopenhauer, Einstein, Alejandro Dolina, Ana Frank, Bertrand Russell y Comte-Sponville, entre muchas otras.
Una vez más, como en sus trabajos anteriores y fiel a ese estilo que lo llevó a ser uno de los autores más leídos de las últimas décadas, Rolón nos invita a pensar a contrapelo de las modas ligeras. Y es ahí, en esa zona incómoda y a la vez anhelante de vida, donde La felicidad se vuelve un ensayo indispensable, lúcido, humano.
Desde el futurismo radical de la omnipresente Virginia Woolf hasta el misterio intacto que sobrevive al suicidio de Alfonsina Storni. El amor por Chile, con la grafía exaltada de la oda a Gabriela Mistral, a Pedro Lemebel, a Raúl Zurita. Como él, María Moreno atestigua: «Yo vi a las mejores mentes de mi generación…». Ricardo Piglia, Fogwill y Horacio González, algunas de ellas: la etiqueta periodística reserva a las amistades o a las obcecaciones la redacción del obituario.
Pero aun así reúne una década de intervenciones críticas dispersas, publicadas en distintos medios, y las ponencias, discursos y presentaciones de libros leídas en voz alta tiempo atrás. María Moreno ha reescrito cada uno de estos microensayos que, en un solo volumen, reafirman su fenomenal erudición, su indispensable insolencia intelectual, su indómita vigencia.