Una mujer convive pacíficamente con un mono hasta que llega la noche y los límites se difuman, el peligro acecha. Un grupo de perros hace su paseo cotidiano de la mano de su cuidadora. Mientras caminan conversan entre ellos: sobre las repeticiones, sobre la memoria, sobre la muerte. A partir de una misma tristeza compartida, dos músicos logran una armonía perfecta, como si el destino ineludible de un piano
y un violín fuese esa única unión. Frente a la posibilidad de adoptar una mascota, una mujer duda, se siente vieja, pero recuerda en una suerte de catálogo entrañable a todos los perros que la acompañaron a lo largo de su vida. Quizás todavía sea posible un nuevo comienzo.
Alejandra Kamiya, artífice de una de las estéticas más potentes de la literatura argentina contemporánea, construye una colección de relatos que indagan sobre el vínculo entre lo animal y lo humano, entre lo cotidiano y lo onírico, entre lo dicho y lo sugerido. Y es precisamente en esos intersticios donde su estilo explota, pero no pomposamente, sino con la modestia certera de la gota de agua que va horadando toda superficie, sobre todo las de papel.
Marcel Schwob (1867-1905), “nada menos que el padre de una poesía distinta” —como lo definiera Apollinaire—, constituye uno de los representantes más destacados surgidos del simbolismo francés.
Poseedor de una gran erudición, admirador de Shakespeare de quien tradujo, en versiones admirables, “Macbeth” y “Hamlet”, tuvo como predilecto y arquetipo a su coterráneo François Villon, el poeta mendigo. Esta predilección explica bien el cariño hacia los humildes y descastados que aparece en su obra.
A los 23 años conoce a Louise, una joven callejera, menuda y frágil, de quien se enamora apasionadamente. Tres años después, minada por la miseria y la tuberculosis, muere Louise, dejando inconsolable a Schwob que se esforzó en salvarla cuidándola con una ternura exquisita. “Reintegrado a su soledad y a su desesperación”, escribe entonces su obra maestra, “El libro de Monelle” (1894), verdadero poema en prosa, que fue en gran parte inspirado por el recuerdo de Louise, y en donde aparece furtivamente bajo la máscara de Monelle y sus hermanas.
Después de sus aclamadas novelas Como si existiese el perdón y Quebrada, que la consolidaron como una de las escritoras más personales de las letras latinoamericanas actuales, Mariana Travacio nos revela en Me verás caer una nueva faceta de su original obra.
Relatos inteligentes e irónicos, protagonizados por mujeres que afrontan un momento de ruptura en sus vidas y anhelan desandar sus historias fallidas. Así, entre un pasado más luminoso y un futuro incierto, los personajes de estos cuentos, madres, hijas y amigas, transitan por el presente como equilibristas sobre la cuerda floja.
Un caudal subterráneo entrelaza estas historias y emerge al compás de la fuerza torrencial que distingue la escritura de Travacio.
Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, pero hay que ser todavía más valiente para aceptarla. Los besos en el pan, una conmovedora novela sobre nuestro presente.
Los besos en el pan cuenta, de manera sutil y conmovedora, cómo transcurre la vida de una familia que, de las vacaciones, vuelve decidida a que su rutina no cambie, pero también la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras un tabique, la de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los suyos… Muchos vecinos, protagonistas de esta delicada novela coral, vivirán momentos agridulces de una solidaridad inesperada, de indignación y de rabia, pero también de ternura y tesón. Y aprenderán por qué sus abuelos les enseñaron, cuando eran niños, a besar el pan.
«Reconozco que al principio, cuando Panza de burro solo había crecido unos capitulitos, pensé que sería una novela sencilla y hermosa que abriría un hachazo en esa tela de invernadero que parecía ocultar un imaginario y un mundo que debían ser mostrados. Más adelante, la grandeza del libro, la inteligencia y el salvajismo de Andrea, su pulso poético y su falta total de miedo hicieron trizas la rafia, y quedó a la vista una plantación intrincada, dolorosa, inmensa, nada sencilla. Hice la primera edición en un salón de Lisboa, y creo que fue allí cuando me di cuenta de que el libro era mucho más grande de lo que imaginé. También, y esto es importante, sentí envidia. Una envidia por la imposibilidad de escribir yo algo así».
—Sabina Urraca.
Vida real sigue a Wallace, un estudiante de posgrado, durante un fin de semana a finales de verano. Su padre acaba de morir, su trabajo está en riesgo y no logra conectar del todo con sus amigos más cercanos, también agobiados por sus propias tensiones.
Tal vez en realidad la amistad no era más que una forma de crueldad controlada. Quizá eso sea lo único que hacen: lacerarse mutuamente con la esperanza de recibir un poco de amabilidad. O tal vez solo sea así en el caso de Wallace, alguien sin amigos, alguien que no entiende bien cómo opera la amistad. Pero la crueldad sí que la entiende. Y entiende la violencia, aunque la amistad lo exceda.
Brandon Taylor tiene una capacidad excepcional para narrar con agudeza la manera en que las personas intentan vincularse. ¿Hay lugar para el amor en medio del sinsentido y la confusión? ¿Cómo se sobrelleva la incomodidad y la sensación de no pertenecer?
Esta novela, finalista del Booker Prize, es una investigación profunda sobre lo que se puede hacer con el dolor y el trauma. Brandon Taylor, con una prosa sensible y lúcida, logra crear un mapa compasivo y a la vez implacable de la intimidad y el deseo.
Invierno de 1985 en un pequeño pueblo irlandés. Bill Furlong es un hombre amable y un trabajador infatigable, vende carbón y madera. Su única preocupación es que a su esposa y a sus cinco hijas no les falte nada. Lleva una vida tranquila y rutinaria, hasta que un día, mientras entrega un pedido en el convento del pueblo, se involucra en una situación que le devuelve otra imagen de su pasado, dejándolo en medio de una encrucijada definitiva: por un lado, seguir su instinto de autopreservación y mirar hacia abajo, por el otro, actuar con coraje y hacer lo correcto, sin importar las consecuencias.
Claire Keegan, una de las voces más potentes de la literatura irlandesa contemporánea, se detiene con perspicacia en esas pequeñas cosas que hacen la diferencia y construye una novela de una delicadeza conmovedora.
Los cuentos de Liliana Colanzi exploran diversas formas de narrar el tiempo, como el viaje geológico en una cueva, la búsqueda de las raíces históricas de la explotación del caucho en las ruinas de un pueblo amazónico, o la temporalidad dislocada de una colonia religiosa en la que sus personajes ansían deshacerse de las prohibiciones que los encallan en el pasado. En este libro la radiación es un agente invisible que afecta a los jóvenes que viven cerca de una central nuclear andina y a los recolectores de chatarra de una ciudad brasileña.
Ustedes brillan en lo oscuro, libro galardonado con el Premio Ribera del Duero, crea espacios abigarrados y enigmáticos con una escritura inquietante y sensorial. El jurado, del que formaron parte los escritores Marta Sanz, Cristian Crusat y presidido por Rosa Montero, resaltó una obra de gran originalidad y potencia expresiva, que construye mundos extraños aunando las claves de ciencia ficción y realismo para llevar a cabo una crítica que nos sitúa ante el desconsuelo e inquietud de la vida.
Antes de las moscas, del calor agobiante y la huelga en el cementerio, parece haber tranquilidad. Nadie ve que el pueblo ya está encerrado en su propio polvo de linajes feroces. Esperan un milagro. En medio del sofoco, la protagonista de esta historia está decidida a esquivar esa herencia. Hecha en la brutalidad y lo agreste, es una mujer que se sabe deforme. El misterio de su familia, de su madre dueña y señora, de su padre débil que mira el río. Ella planea la desaparición de lo que son. Pero nada alcanza cuando lo que tiene que pasar pasa y viene con fuerza salvaje. La llegada de dos extranjeros con sus biblias en las manos cambia el destino de las moscas, de la familia y de los habitantes del pueblo. Hay una advertencia: No confíen en lo que llega sin avisar y se queda.
En El amor es un monstruo de Dios, Luciana De Luca retrata la complejidad y lo siniestro del alma humana. La oscuridad del amor y sus representaciones son encarnadas en personajes que deambulan sin un dios que los salve.
n un país en guerra ocupado por un ejército extranjero, dos hermanos, Claus y Lucas, han sido abandonados por su familia y puestos al cuidado de su abuela, a la que sus vecinos llaman la Bruja. La barbarie del convulso mundo en el que viven les lleva a emular la crueldad que ven en él. De una inteligencia superior, serán capaces de utilizar cualquier recurso para sobrevivir, pero una vez asegurada su supervivencia intentarán poner remedio a muchas de las dramáticas situaciones que les rodean. Los distintos caminos que terminan eligiendo al final de la guerra marcarán sus vidas para siempre.
Formado por las novelas El gran cuaderno, La prueba y La tercera mentira, el tríptico Claus y Lucas es un retrato poliédrico de la complejidad humana, un libro extraordinario sobre los horrores de la guerra y los totalitarismos.
Basado en las vivencias infantiles de su autora, una exiliada húngara que lo escribió en francés, este libro que se publicó por primera vez a finales de los años ochenta es un auténtico clásico moderno.
Cuando escribe, Inés Ulanovsky parece estar leyendo fotografías: deliberadamente lacónica, es realista en cuanto no se va en metáforas que opaquen la desnudez del objeto (o es fiel a esos fotógrafos de redacción que sueñan con que las notas sean cortas para que su obra luzca más grande). Cuando fotografía, o elige fotografías, deja sin palabras, precisamente porque lo que muestra cuenta una historia que parece hablar hasta por los codos. Es genial: documentalista, no cede al totalitarismo de aquello a documentar, afantasmando la imagen hasta alejarla del documento: hacia el arte. Basta ver sus series Fotos tuyas y Esma.
Las fotos puede leerse como un libro de cuentos de misterio donde el enigma que se revela es siempre una foto (entonces revelar conserva todas sus acepciones): el del hombre que encontró su identidad mirando la foto de su padre, el del muchacho al que se fotografía antes de conocerlo y casarse con él, el del que se hizo sacar una foto durante un verano y resulta que fue en el lugar donde moriría, el de quien perdió todo pero lo recuperó por las fotos de un fotógrafo amigo que, al hacerlo, lo convenció de que tenía una vida…
Las fotos de Las fotos no son ilustrativas, son más bien pruebas como las que se utilizan para demostrar un delito (algunas lo son efectivamente: las del terrorismo de estado), talismanes amorosos como los que se suelen llevar en camafeos, muy cerca del corazón. Texto y foto son también performáticos: recrean una y otra vez el momento en que, ni la ciencia ni la técnica, pueden explicar como, desde el fondo de una cubeta, en una hoja en blanco, va emergiendo una imagen. Pura magia.
Las fórmulas del amor -las que suponen un paraíso de éxtasis y felicidad, las que reclaman un vacío recíproco de identidad y posesión- pueden incluirse en los pliegues del relato, que consiente todas las situaciones y circunstancias capaces de sustentarlas.
Afinada y entonada por una voz que no permite dudar acerca de lo que cuenta, esta novela inédita hasta ahora en español despertó la admiración del público y de lectores tan exigentes como Elizabeth Bowen, Stevie Smith y Antonia White. Este tribunal femenino respalda la turbulenta veracidad o por lo menos la verosimilitud tortuosa de una confesión: la del espléndido aislamiento de un hombre perdido en el laberinto de su amor.
«Los enamorados es una obra de arte.»
Julian Maclaren-Ross
Aurora Venturini construye una colección de relatos sobre una galería de personajes extraños y deformes. Gatos volando en medio de tornados. Niñas que nacen con un bulto negro en el cuello. Una maestra que se enamora de un ventrílocuo de circo. Gitanos, niños-monstruos, viejos y mujeres que les pegan a sus hijas.
Dueña de un estilo excepcional, lírico y sórdido a la vez, Venturini narra de manera irrefrenable las zonas perversas y macabras del mundo, atrapando a estos raros personajes antes de que desaparezcan. Dividida en dos partes, El marido de mi madrastra y Hadas, brujas y señoritas, los relatos se funden y emparientan en una única manera de entender la literatura y la vida: como una sucesión de sombras, que a veces son fantasmas y otras amenazas, interrumpida por breves parpadeos de una luminosidad que lastima.
Premio Libro del Año para las Librerías de Madrid y Premio Cálamo Libro del Año
Diego salta desde un quinto piso y desde entonces esa imagen no deja de taladrarle la cabeza a su hermana: seis segundos y un cuerpo estrellándose contra el suelo. Es ella quien echa la vista atrás y cuenta la historia de los dos hermanos. Su llegada al mundo en un hogar en el que la vida nunca fue justa. Los años que pasaron en México con sus abuelos, mientras su madre se buscaba la vida en España, y era ella, aún niña, quien se hacía cargo de Diego. La etapa en Madrid, una ciudad que no entendían y que tampoco los entendía a ellos. La primera separación, cuando ella se marchó a Barcelona a abrirse camino y su hermano se quedó en el lugar que más odiaba. Y el regreso de ella, cargando las cenizas de Diego, a un México muy distinto al que recordaba.
Esta novela narra el viaje emocional de una joven que intuye las razones del suicidio de su hermano adolescente y protagoniza su propio síndrome de Ulises, en el que ni la ida ni la vuelta son realmente destino. Una historia de separaciones y abandonos, de anhelo y de rabia, de pérdida e iniciación a la vida, en la que Brenda Navarro aborda con enorme valentía cuestiones esquivas como la desigualdad, la xenofobia o el desarraigo, y que la confirma como una de las narradoras más potentes y audaces de nuestra literatura. Intenso, visceral y demoledor, Ceniza en la boca es un libro que quema y plantea la dolorosa pregunta de qué vida merece la pena ser vivida.
Cuando llegó a Córdoba capital para estudiar en la universidad, Camila Sosa Villada fue una noche, muerta de miedo, a espiar a las travestis del Parque Sarmiento y encontró su primer lugar de pertenencia en el mundo. Las malas es un rito de iniciación, un cuento de hadas y de terror, un retrato de grupo, un manifiesto explosivo, una visita guiada a la imaginación de su autora y una crónica distinta de todas.
En su adn convergen las dos facetas trans que más repelen y aterran a la buena sociedad: la furia travesti y la fiesta de ser travesti. En su voz literaria conviven Marguerite Duras, Wislawa Szymborska y Carson McCullers, con tonada cordobesa. Las malas es esa clase de libro que, en cuanto terminamos de leer, queremos que lo lea el mundo entero.
Los médicos odian que les digan cómo decir las cosas», dice la narradora de Historia de laenfermedad actual, el relato de sus años de formación como médica en un hospital de Nueva York. Pero el problema de nombrar es justamente el centro de esta historia que recorre guardias, pacientes, terapias, estudios y salas de cuidados paliativos: el problema de ponerle nombre a la pérdida, de narrar el trauma, el propio y el de los demás, y con ellos el desapego,
el anonimato, la indiferencia y la automatización que asolan una profesión tan consagrada a mantener la muerte a raya que a veces se confunde con la omnipotencia.
Áspero como una superficie corroída, este relato electrizado es una inmersión profunda, sincera y brutal en la dimensión humana de la práctica médica. Primera obra de ficción de Anna DeForest, se presenta en esta edición en la traducción rica y resonante de Daniela Bentancur.
«Se podría decir que los personajes de estos cuentos, en su mayoría, son «gente común». Vecinos de un consorcio, compañeras de oficina, dos hermanas ancianas inseparables, un directivo desempleado, un remisero que no ha logrado formar familia… Gente con deseos, mezquindades y temores que todos podemos reconocer en nosotros mismos o en los que nos rodean.
Pero el arte de estos cuentos es tan simple como complejo, mirar lo habitual y ordinario un poco más de cerca, correr la mirada ligeramente hacia los costados, para encontrar ahí esa sutil deformidad que abre la puerta a mundos fascinantes, tan personales como extraños, mundos que a veces ni siquiera sospechamos que existen o simplemente nos empeñamos en no ver, y que nos confirman que de cerca nadie es normal.
Después de leer este libro, imposible no ver historias en cada persona que crucemos. Mariana Sández hace literatura y nos la contagia irremediablemente a quienes la leemos.
Las casas son siete, y están vacías. La narradora, según Rodrigo Fresán, es «una científica cuerda contemplando locos, o gente que está pensando seriamente en volverse loca». Y la cordura, como siempre, es superficial.
Samanta Schweblin nos arrastra hacia Siete casas vacías y, en torno a ellas, empuja a sus personajes a explorar terrores cotidianos, a diseccionar los miedos propios y ajenos, y a poner sobre la mesa los prejuicios de quienes, entre el extrañamiento y una «normalidad» enrarecida, contemplan a los demás y se contemplan.
La prosa afilada y precisa de Schweblin, su capacidad para crear atmósferas densas e inquietantes, y la estremecedora gama de sensaciones que recorren sus cuentos han hecho a este libro merecedor del IV Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero.
En 1954, el joven psiquiatra Germán Velázquez vuelve a España para trabajar en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos, al sur de Madrid. Tras salir al exilio en 1939, ha vivido quince años en Suiza, acogido por la familia del doctor Goldstein. En Ciempozuelos, Germán se reencuentra con Aurora Rodríguez Carballeira, una parricida paranoica, inteligentísima, que le fascinó a los trece años, y conoce a una auxiliar de enfermería, María Castejón, a la que doña Aurora enseñó a leer y a escribir cuando era una niña. Germán, atraído por María, no entiende el rechazo de ésta, y sospecha que su vida esconde muchos secretos. El lector descubrirá su origen modesto como nieta del jardinero del manicomio, sus años de criada en Madrid, su desdichada historia de amor, a la par que los motivos por los que Germán ha regresado a España. Almas gemelas que quieren huir de sus respectivos pasados, Germán y María quieren darse una oportunidad, pero viven en un país humillado, donde los pecados se convierten en delitos, y el puritanismo, la moral oficial, encubre todo tipo de abusos y atropellos.
Una novela sobrecogedora sobre los peligros de la sobreexposición en redes, la explotación infantil y la falsa felicidad.
Mélanie Claux y Clara Roussel. Dos mujeres conectadas a través de una niña. Mélanie ha participado en un reality show televisivo y es seguidora de sus sucesivas ediciones. Cuando se convierte en madre de un niño y una niña, Sammy y Kimmy, empieza a grabar su día a día y cuelga los vídeos en YouTube. Crecen en visitas y seguidores, llegan los patrocinadores, Mélanie crea su propio canal y el dinero fluye. Lo que al principio consistía sin más en grabar de tanto en tanto las andanzas cotidianas de sus hijos se profesionaliza, y tras la fachada de este canal familiar tierno y edulcorado hay rodajes interminables con los niños y retos absurdos para generar material. Todo es artificio, todo está en venta, todo es felicidad impostada, realidad ficticia.
Hasta que un día Kimmy, la hija de corta edad, desaparece. Alguien la ha secuestrado y empieza a enviar extrañas peticiones. Es entonces cuando el destino de Mélanie se cruza con el de Clara, policía solitaria sin apenas vida personal y que vive por y para el trabajo. Ella se hará cargo del caso.
La novela arranca en el presente y se extiende hasta el futuro cercano. Arranca con estas dos mujeres y se extiende a la existencia posterior de esos dos niños explotados. De Vigan ha escrito una narración perturbadora que es al mismo tiempo un thriller inquietante, un relato con pinceladas de ciencia ficción sobre algo muy real y un documento demoledor sobre la alienación contemporánea, la explotación de la intimidad, la falsa felicidad proyectada en las pantallas y la manipulación de las emociones.
«Sigo acostada. Tampoco tengo qué hacer. Pero no todo de acá es peor que antes. También hay algo bueno: nunca nadie que me diga allá descansa el cuerpo de tu madre, ese es tu padre, él mató; esta es la tierra que te hace ver, probala. Acá nadie me conoce y eso para mí es un tesoro.»
Entre edificios que tapan el cielo, negocios y carteles que transforman la noche en día y multitudes en movimiento, Cometierra va acostumbrándose a la ciudad. Cuando resurge del insomnio y las pesadillas esquiva el reclamo de Miseria, la novia de su hermano Walter: «Cometierra, acá desaparece gente todo el tiempo. Acá tu don es oro». Sin embargo, un augurio de muerte, la llegada de un bebé y la necesidad de encontrar a las chicas que faltan la fuerzan a revisar su juramento de no volver a probar tierra. Ante peligros aun mayores deberá medir una vez más su poder, pero ahora cuenta con un puñado de amigos y una aliada incondicional: Miseria. En esta nueva novela, Dolores Reyes despliega el riquísimo universo de su libro debut, que le valiera el reconocimiento mundial y unánime de público y crítica.
Una lluviosa tarde de domingo, poco después de haber enviudado, Laura Palfrey llega al Claremont para iniciar una nueva vida. En el hotel la esperan cuatro huéspedes permanentes, días ordenados en torno a las rutinas de las comidas y los programas de televisión. Solo modifica el tedio la visita esporádica de algunos familiares. Pero nadie va a ver a Laura. Cuando de pronto conoce en la calle a Ludo, un joven a quien desvela el deseo de ser escritor, juntos elaboran un plan para compensar la soledad a la que la tienen sometida.
Elegida por The Guardian como una de las mejores novelas de todos los tiempos, candidata al Booker Prize, Prohibido morir aquí es la obra maestra de Elizabeth Taylor. Su genio reside en la forma tan verosímil con que sabe capturar cada detalle revelador de la vida cotidiana. El encanto poético, la precisión de las observaciones, un milagroso sentido de la ironía y un afinamiento justo de la voz terminan por componer una narración vívida, inolvidable, extraordinariamente conmovedora.
Mientras aterriza en un aeropuerto europeo, Toru Watanabe escucha una vieja canción de los Beatles que le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de los años sesenta. Recuerda entonces con melancolía a la misteriosa Naoko, la novia de su mejor amigo de la adolescencia. El suicidio de éste les distanció durante un año, hasta que se reencontraron e iniciaron una relación íntima.
Sin embargo, la aparición de otra mujer en su vida lleva a Toru a experimentar el deslumbramiento y el desengaño allí donde todo debería cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte.
Una novela redonda sobre la huida del dolor como forma de supervivencia y la rebelión ante los roles de género contemporáneos. Es el verano de 2014. Una mujer joven que acaba de ser abandonada por su pareja huye de Barcelona a Madrid con un secreto y la convicción de que el apocalipsis se acerca. Cuatro siglos antes, otra mujer, Deborah Moody ?quien pasó a la historia como ´la mujer más peligrosa del mundo´?, se ve obligada a emigrar a las colonias de América del Norte cargando a su vez con otro secreto, muy distinto. ¿Qué tienen en común estas dos mujeres? ¿Por qué han decidido alejarse de aquello que conocen y empezar de nuevo? Sus voces desgranan dos historias cruzadas sobre violencia e hipocresía, brujas y curanderas. Sobre Salem como posibilidad de un mundo nuevo en el que algo pueda fructificar, lejos de quien juzga y condena. Sobre Barcelona como un espacio hackeado, desalmado y roto por la gentrificación, al borde del colapso, en el que el enamoramiento es una enfermedad y nada puede salvarse. ¿O sí? Con una prosa deudora de Bret Easton Ellis y Merc ¿ Rodoreda, no exenta de ironía, sarcasmo y misterio, Lucía Lijtmaer ha escrito una novela redonda sobre la huida del dolor como forma de supervivencia y la rebelión ante los roles de género contemporáneos. Asimismo, retrata la ciudad como un personaje más, orgulloso y abandonado, que mira a sus habitantes por encima del hombro y parece decir: sigo aquí, pese a todo, húndete conmigo. Frente a la autodestrucción, la autora propone una solución radical: quemarlo todo. Solo así todo cauterizará.
Nostalgia, la obra que consagró a Mircea Cartarescu como la voz más potente de las actuales letras rumanas, constituye una auténtica revolución literaria. El volumen, de una calidad prodigiosa, se abre con ´El Ruletista´, que narra la improbable historia de un hombre al que nunca le ha sonreído la suerte, pero que, sorprendentemente, hace fortuna participando en letales sesiones de ruleta rusa. En ´El Mendébil´, un mesías impúber de aires proustianos pierde sus poderes mágicos con el advenimiento de su propia sexualidad, y se ve perseguido por una legión de jóvenes acólitos.
En ´Los gemelos´, Cartarescu se entrega a la bizarra exploración de la ira juvenil, hasta desembocar en la pieza central del libro, ´REM´, que narra la historia de Nana, una mujer de mediana edad, enamorada de un estudiante de instituto en una Bucarest pesadillesca, enciclopédica, que se eleva a la categoría de ciudad universal.
«En su realismo de repercusiones mágicas, confluyen Onetti y el Borges de «El Sur» con la sombra inflamada de Horacio Quiroga, pero la calidad y resolución de su prosa activan una sugestión que es exclusiva de Selva Almada.» Francisco Solano, El País, España Enero y el Negro llevan de pesca a Tilo, hijo adolescente de Eusebio, el amigo muerto. Mientras beben y cocinan y hablan y bailan, lidian con los fantasmas del pasado y con los del presente, que se confunden en el ánimo alterado por el vino y el sopor. Una red mezcla realidad y sueño, hechos y conjeturas, isleños, agua, noche, fuego, peces, bichos. Humana, pero a la vez animal y vegetal, esta novela fluye como un cauce, una larga conversación o el afecto entre seres que se quieren: madres, hijos, hermanos, amantes, ahijados. Con No es un río, Selva Almada completa su trilogía de varones, inaugurada con El viento que arrasa y seguida inmediatamente por Lad rilleros. En esta novela magistral vuelven a brillar sus formas del decir y su extraordinaria sensibilidad para lograr que los personajes expresen en el hacer lo que habita en lo profundo de sus almas, en lo lejos de sus propias vidas.
Valentine, una adolescente problemática que vive en el seno de una familia acomodada en París, ha desaparecido de camino a la escuela. Para encontrarla, su abuela contrata a una detective privada sin experiencia llamada Lucie Toledo, que iniciará una desesperada búsqueda en compañía de La Hiena, una magnética investigadora con métodos poco ortodoxos y por la cual Lucie se siente tan fascinada como intimidada. En una épica investigación, ambas viajarán de París a Barcelona siguiendo el rastro de todos los que se han cruzado con Valentine: bandas de hardcore, okupas, estudiantes burguesas o monjas con segundas intenciones; un laberinto de personajes cuyas vidas se entrelazan peligrosamente con la de Valentine, y que desembocará en un apoteósico final. La crítica dijo… «Despentes se ha convertido en una especie de heroína de culto, una santa patrona de las mujeres invisibles». The New York Times «La provocadora Despentes destaca como líder de una generación alegremente libertaria y desinhibida». L’Express «Una obra de increíble riqueza, a medio camino entre el thriller y la road movie, la sátira distópica y la ciencia ficción». Elle «Una obra profundamente amena en la que Despentes despelleja las almas hasta llegar a los huesos». Marianne «Hay elementos clásicos del noir […] que triunfan. Dentro de estos tropos familiares, Despentes explora personajes profundamente d efectuosos pero interesantes». Kirkus Reviews «Despentes ha vuelto a crear un personaje femenino explotado que decide armarse. Aquellos que la subestiman serán, en última instancia, los castigados». Bookforum Magazin
Hace poco más de un siglo, una familia partió de Sorrento y se instaló en Mar del Plata para abrir un hotel y luego una trattoria cerca de la playa. Podría tratarse de una familia cualquiera de las tantas que inmigraron por esos años, pero esta tuvo una participación especial en la cultura argentina: inventó los sorrentinos, una pasta que hoy se come en todo el país.
La trattoria pasó de las manos de los padres a las de los hijos, y del hermano mayor al menor, el Chiche, un hombre que amaba el cine, la porcelana traída de Europa y la buena conversación, alguien para el que el mal gusto era un rasgo imperdonable y que, apenas con una ocurrencia, podía convertir una situación banal en una anécdota que se contara por años en las sobremesas.
Virginia Higa recogió las piezas de un relato familiar para escribir una novela sobre este personaje inolvidable, y sobre mujeres y hombres de aparente sencillez que protagonizan amores eternos y soledades profundas, muertes, traiciones y canciones, anhelos de costas lejanas y profecías de videntes, mientras celebran el idioma común de un clan inquebrantable.
Como en las mejores comedias –especialmente las italianas–, en Los sorrentinos todo se mezcla y se confunde: la risa con el llanto, el destino de una familia con el de un país y la vida bien vivida con la más afortunada de las herencias.
A Catalina, una joven habituada a la geometría urbana, la recorre una inquietud: la vida en la ciudad y las limitaciones impuestas por su pasado la ahogan. Decide, entonces, realizar un viaje al sur y visitar la casa de la infancia de su novio, Juan, con el objetivo de proyectar juntos una nueva vida allí.
Pero el paisaje que se expande frente a ella, las personas que conoce y los cambios en su relación desestabilizarán aspectos de su vida que creía resueltos y la harán seguir caminos hasta entonces intransitados, que la llevarán a revisar su presente, pasado y futuro en un espacio de belleza y hostilidad inesperada.
«El viento que arrasa no es un ejercicio de estilo, al contrario: es una obra madura, con un manejo hábil del registro oral y una sensorialidad descriptiva alejada de aquel minimalismo expresivo tan corriente en los últimos años. Escritura sin apenas lirismo, sobria, y precisamente por ello de gran fuerza poética.»
Isaac Rosa, El País
El calor agobia en el monte chaqueño. ¿Lloverá? Varados por una falla mecánica, el reverendo Pearson y su hija Leni esperan pacientes que el Gringo Bauer y Tapioca, el chico que hace años han dejado a su cuidado, pueda repararla para seguir camino.
En ese cementerio de autos desmantelados y chatarra agrícola, los adolescentes pasan el rato y los adultos conversan sobre sus propias vidas. El encuentro inesperado cambiará a todos. Padres de sus hijos, hijos a su vez, los adultos se verán confrontados a sus creencias y pasados, un modo de prepararse para lo que vendrá.
Novela imprescindible, El viento que arrasa convirtió inmediatamente a Selva Almada en una voz poderosa y nueva que proyectó su singularidad a toda la literatura argentina.
¿Qué sucede cuando Juan le presenta a Aína su singular perro callejero? Kaidú, un compañero no humanizado, la cautiva a primera vista y acorta la distancia entre los tres. Ella reconoce con sorpresa el deseo de compartir más tiempo con él, en poco tiempo, la pasión se multiplica. ¿Se puede ser infiel con un perro? Juan, que ignora ese secreto, emprende un viaje y lo deja a su cuidado. A solas con Kaidú, atrapada en una ambigüedad y una felicidad nuevas, Aína se deja llevar hasta la entrada de un mundo paralelo. Las modulaciones de la naturaleza se ocultan en enigmas vitales. Más allá de toda consideración moral, la protagonista encuentra una razón en la emocionalidad animal de esta relación.Detrás de una intrigante historia de amor de a tres, Kaidú se planta por fuera de los límites de un universo jerárquicamente ordenado. La autora de la extraordinaria No sé si casarme o comprarme un perro resuelve el interrogante de aquella novela al explorar, con la sutileza que ya es su marca de estilo, las formas inesperadas que pueden alcanzar las relaciones.
Nora Ephron, una de las más agudas y brillantes periodistas neoyorquinas, nos obsequia con su primera novela: un libro muy divertido, a veces agridulce, escrito con un humor que se ha comparado con el de Woody Allen, Philip Roth y Erica Jong. Trata del naufragio de un matrimonio aparentemente feliz, y a la vez es una colorida crónica de costumbre de una cierta intelligentzia que vivió los trepidantes 60 y la guerra de Vietnam y ahora está en su segundo o tercer matrimonio (una tribu a la que la narradora pertenece, conoce, ama y ridiculiza). Se acabó el pastel fue un resonante bestseller en Estados Unidos, donde fue considerado un roman à clef sobre su relación con Carl Bernstein, el famoso reportero que investigó el caso Watergate. La narradora, Rachel Samstat, judía neoyorquina, hija de un actor secundario y de una agente de actores (que se especializaba en enanos y en rostros con cicatrices), es una escritora de libros de cocina con más ingenio que recetas, que vive en Washington y está casada con Mark, un afamado periodista político. Es feliz, tiene un hijo y está embarazada de siete meses cuando descubre que su marido está enamorado de Thelma, la esposa de un diplomático. Al parecer, todos, incluido el marido de Thelma, sabían lo que estaba sucediendo a espaldas de Rachel. Ésta abandona Washington y se refugia en la casa de su padre en Nueva York, vuelve a visitar a su psicoanalista y a frecuentar su antiguo grupo de terapia, es víctima de un desopilante hold-up, se reconcilia fugazmente con su marido hasta que descubre que éste sigue viendo a Thelma, tiene un parto prematuro, vuelve a ver a su psicoanalista (maternal, heterodoxa, especializada en contar chistes judíos a manera de parábolas) y el matrimonio se acaba, pero la vida continúa.
Una novela que recupera el valor de la identidad individual y colectiva.
Lucía se asegura de que todos los maquillajes que tiene que usar estén en su maletín: las sombras, los tonalizadores, los correctores, el polvo volátil. El cansancio de sus dos trabajos arruina su humor. La vida con Mario también. En medio del agobio, mientras le toca maquillar a una modelo, algo se rompe dentro de ella. Se deja llevar por un impulso, por una voz que la mortifica y cambia el destino de las cosas.
Lucía huye de lo que intenta olvidar, pero esa voz la acorrala y la empuja a regresar al núcleo, a su infancia, a esa noche en el teatro, en una búsqueda centrífuga de la verdad.
Volátil es una novela que recupera el valor de la identidad individual y colectiva. Valentina Vidal indaga, con una prosa precisa, las ficciones que construimos para mantenernos a salvo de los infiernos que no queremos recordar.
Un auto cruza las rutas de Estados Unidos rumbo a Arizona. Dentro, una familia: madre mexicana, padre estadounidense, el hijo de él, la hija de ella. Partieron de Nueva York sabiendo que el grupo se va a disgregar al final del viaje, tras haber descubierto la pareja que sus proyectos personales son irreconciliables. Si bien ambos son “documentalistas sonoros”, él persigue el espíritu de los apaches, los antiguos habitantes del sur estadounidense, y ella busca indagar en la dolorosa realidad de los miles de “niños perdidos” que atraviesan la frontera con México sin familiares que los protejan.
Aunque el matrimonio casi no se habla, la conversación con sus hijos es permanente. Mientras recorren un paisaje cada vez más desértico, y se suceden las noticias de la radio y se cuentan historias entre canciones, chistes y anécdotas del viaje, un relato nuevo se va urdiendo: el que los niños sentados en el asiento de atrás necesitarán fabricar para darle sentido a un mundo demasiado injusto.
Desde su debut en 2010, libro a libro Valeria Luiselli se ha ido convirtiendo en una de las voces más destacadas de la narrativa latinoamericana, con una sensibilidad inigualable para documentar las pequeñas cosas de la vida cotidiana y a la vez formular algunas de las preguntas más acuciantes de nuestro presente. Urgente y conmovedora, Desierto sonoro, su nueva novela, tiene la belleza y la resonancia de un clásico.
Una vida ordenada, limpia, custodiada; la rutina diaria lo abarca todo para Helena, la protagonista de esta novela. Sus hijas, su mamá protectora; su marido, León, tan resolutivo, demandante y exigente, parecen ocupar por entero los espacios. Pero algo sucede en la vida de Helena cuando retoma su vínculo con el arte. Helena vuelve a pintar, un placer que dejó olvidado cuando se casó, y entiende que ya no puede detener lo que se despierta en ella. En su mirada y en su cuerpo. Se obsesiona con las formas, los colores, las texturas, las líneas. Sus pensamientos deambulan entre las luces y sombras de los bocetos que proyecta como si rehiciera en ellos sus vivencias. Helena no puede dejar de mirarlos y mirarse.
Verónica Boix, en su segunda novela, construye una voz narrativa que ilumina pequeños detalles de la vida cotidiana. Lo que escucha, lo que omite, lo que recuerda o finge cada personaje. Una narradora que no juzga las relaciones familiares sino más bien ahonda en los sentimientos propios que muchas veces fluctúan entre la culpa y el deseo.
Con su primer libro de cuentos, María Fernanda Ampuero se coloca por derecho propio entre las grandes narradoras latinoamericanas de la última generación.
Pelea de gallos narra desde diferentes voces el hogar, ese espacio que construye -o destruye- a las personas, aborda los vínculos familiares y sus códigos secretos, las relaciones de poder, el afecto, los silencios, la solidaridad, el abuso… Es decir, todos los horrores y maravillas que se encierran entre las cuatro paredes de una casa: el espanto y la gloria de nuestras vidas cotidianas.
María Fernanda Ampuero ha reunido en su primer libro de cuentos a un buen número de seres inocentes que se corrompen, gente enferma de amor, de soledad, de pérdida -personas que luchan, a su manera, contra la nítida crueldad de estar vivos- y lo hace con un libro demoledor y apegado a Latinoamérica, en cuyas páginas se van desgranando elementos culturales, políticos y sociales que retratan a un continente en su complejidad, en sus radicales diferencias y semejanzas.
Los tres relatos que componen el premiado y deslumbrante Variaciones en rojo son considerados joyas de la literatura policial. Daniel Hernández, un joven corrector de pruebas de una editorial, reflexivo y observador, convertido en detective por opción, y su amigo el sagaz comisario Jiménez son los encargados de resolver los casos. Con suspenso y maestría.
En 1953 Walsh publica la antología Diez cuentos policiales argentinos y su libro de relatos Variaciones en rojo, que obtuvo entonces el Premio Municipal de Literatura. Antes, había publicado cuentos sueltos firmados por Daniel Hernández, que pasa ahora a ser un personaje de ese libro que abraza el policial analítico con una coherencia y un talento que nadie más que Borges había tenido ni tendrá en el contexto de la literatura argentina. Daniel Link
Poderosísimo, el nuevo libro de cuentos de la argentina Marina Closs la sitúa como una de las voces más particulares y atrevidas de la nueva narrativa latinoamericana.
¿Cómo encontrar la propia ficción que sostiene nuestra identidad o la de otros? ¿Cómo escapar de esas ficciones aniquiladoras o necesarias? La idea de identidad como ilusión atraviesa esta poderosa colección de cuentos de Marina Closs, a veces como nudo asfixiante y a veces como punto de apoyo. Los personajes de Pombero parecen recomponerse a medida que hablan: nadie tiene una identidad sin una historia, nadie tiene una historia sin una voz. Estos mismos personajes deambulan en la forma más móvil y frágil de la existencia, que es la propia palabra, o se pierden en un mundo ajeno, a veces, demasiado real, a veces, demasiado insólito. Pese a ello, quedan estos rastros o relatos ficticios en donde alguien (una voz) se hunde o emerge.
Criaturas que se suben a los tejados y alzan el vuelo, una adolescente apasionada por la sangre, una profesora que recoge la cabeza de la vecina en su jardín, una chica incapaz de separarse de la dentadura de su padre, dos gemelas ruidistas en un festival de música experimental, mujeres que se lanzan desde lo alto de una montaña, terremotos apocalípticos, un chamán que escribe un conjuro para revivir a su hija.
Las voladoras reúne ocho cuentos que se ubican en ciudades, pueblos, páramos, volcanes donde la violencia y el misticismo, lo terrenal y lo celeste, pertenecen a un mismo plano ritual y poético. Mónica Ojeda nos vuela la cabeza con un gótico andino y nos muestra, una vez más, que el horror y la belleza pertenecen a una misma familia.
Tras la victoria de Franco, el doctor Guillermo García Medina sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa. La documentación que lo libró del paredón fue un regalo de su mejor amigo, Manuel Arroyo Benítez, un diplomático republicano al que salvó la vida en 1937. Cree que nunca volverá a verlo, pero en septiembre de 1946, Manuel vuelve del exilio con una misión secreta y peligrosa. Pretende infiltrarse en una organización clandestina, la red de evasión de criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich que dirige desde el barrio de Argüelles una mujer alemana y española, nazi y falangista, llamada Clara Stauffer. Mientras el doctor García se deja reclutar por él, el nombre de otro español se cruza en el destino de los dos amigos. Adrián Gallardo Ortega, que tuvo su momento de gloria como boxeador profesional antes de alistarse en la División Azul, para seguir luchando como voluntario de las SS y participar en la última defensa de Berlín, malvive en Alemania, ignorando que alguien pretende suplantar su identidad para huir a la Argentina de Perón.
Thriller y novela de espías, Los pacientes del doctor García es tal vez la historia más internacional y trepidante de Almudena Grandes, su narración más ambiciosa, en la que conecta acontecimientos reales y desconocidos de la segunda guerra mundial y el franquismo, para construir las vidas de unos personajes que no sólo comparten la suerte de España, sino también la de Argentina.
Historia de iniciación ambientada en unos equívocos años 40 que despliega el mundo tortuoso de una familia disfuncional de clase media baja de la ciudad de La Plata: una casa sin hombres y llena de mujeres, todas minusválidas, con alguna deformidad física, mental o imaginaria. Una niña de doce años condenada al olvido, o incluso a un destino más cruel, sale adelante y se convierte en una pintora famosa. Las mitologías del barrio, la familia, la sexualidad femenina y el ascenso social a través de la práctica de las Bellas Artes aparecen puestas en escena y desmenuzadas por la voz inconfundible de la narradora, Yuna, una primera persona que contempla el mundo con una mirada salvaje, a la vez cándida y brutal, perspicaz y ensimismada, y lo narra con una prosa que pone en peligro todas las convenciones del lenguaje literario. A mitad de camino entre la autobiografía delirante y el ejercicio impúdico de la etnografía ín-tima, Las primas consagró a su autora, Aurora Venturini, como una de las narradoras más interesantes de la literatura argentina contemporánea.
La Tejonera, el libro más celebrado de Cynan Jones, logra construir un universo complejo al conjurar las fuerzas de la naturaleza y los dramas de la vida de sus dos protagonistas. Por un lado, el granjero Daniel cuida de las ovejas y sus crías mientras transita un duelo imposible. Por el otro, un hombre que vive en un aislamiento total recorre las rutas del campo galés y sobrevive juntando chatarra, cruzando los alambrados por la noche, cavando con palas y hurgando con sus perros bajo la tierra para cazar tejones.
El autor de Tiempo sin lluvia narra con una prosa despojada y precisa el encuentro de estos dos hombres con toda su fragilidad y su violencia en el mismo terreno donde se libraron sus vidas y sus tragedias. Lo que sucede sobre la tierra y debajo de ella, el pasado y el presente, arman la trama de esta novela tan magnética como perturbadora.
Radiante, luminoso. El desierto es un prisma de perros, cardos, polvo y cielo. La China Iron acompaña a Liz, una inglesa que va tras su marido llevado por la leva. Ella, en cambio, no busca a Martín Fierro, ese gaucho que se la ganó en un partido de truco. La China escapa. Y es su viaje exploración: de la textura de la seda, del sabor del té, del sofoco en que estalla el sexo. Descubre palabras. Sonidos nuevos para cosas que antes no existían.
Pasan del desierto al fortín, un experimento social que intenta transformar a una masa de criollos brutos en los ciudadanos industriosos que pide la Nación. Pero será en las tolderías que la China y su feliz comitiva encontrarán el Paraíso. También allí, Gabriela Cabezón Cámara reanima su pertinaz aventura literaria: la de fundar un mundo libre, en el que las criaturas se abracen por deseo y gocen el mismo amor de ríos, pájaros y árboles. Y no se sientan solas jamás.
De un día para el otro, la esposa de Jesse Ball decide dejar de hablarle y ponerle fin a la buena vida que llevaban juntos. Ese silencio voluntario, enigmático, además del dolor que le provoca, impulsa al autor a viajar a Japón para investigar un caso que conoce por los diarios y que quizás lo ayude a entender lo que está viviendo: la historia de un hombre que guardó silencio hasta las últimas consecuencias.
Se trata de Oda Sotatsu, un simple vendedor de hilos que una noche se cruza en un bar con una pareja que lo convence de jugarse el destino en una apuesta. Al perder, Sotatsu debe firmar una confesión que lo incrimina en las famosas «Desapariciones de Narito», un hecho policial en el que ocho personas se esfumaron sin dejar rastros y que tiene en vilo a una pequeña ciudad japonesa. Sotatsu es arrestado, interrogado y finalmente –ante su tenaz y desconcertante silencio– llevado al corredor de la muerte.
Ball reconstruye la vida de Sotatsu visitando archivos y entrevistando a familiares y conocidos y va develando así una fascinante trama de amor, engaño, honor y rebeldía política en la que la verdad tiene muchas caras.
Esta novela, que le valió a Jesse Ball la consagración crítica en Estados Unidos, es un juego literario de ejecución prodigiosa y una reivindicación de la originalidad narrativa para volver a conectarnos con la emoción, la verdad y la belleza.
Durruti es una figura temida y respetada del bajo fondo. Su negocio son los autos robados, desarmarlos y vender sus partes, y otras actividades afines, propias de su ámbito. Pero sobre todo su negocio es el orden: que nadie haga lo que él no aprueba, que la policía y el poder político, con quienes tiene un pacto de hierro, no se vean obligados a sobre actuar y romper la armonía delictiva por acciones fuera del guion. No es fácil mantener a todos alineados. Alcanzaría una chispa en el lugar y en el momento equivocados para hacer tambalear ese equilibrio. La chispa se produce; esa alteración, lentamente, precipita otras; cada una mayor que la anterior. Los soldaditos más jóvenes murmuran y dejan de ser obedientes; el barrio se altera; los arrebatos y la improvisación se imponen. La espiral de violencia crece y los va cercando a todos. La sospecha reemplaza al secreto y al respeto; un orden se tambalea a la espera de que llegue uno nuevo, y esto no es necesariamente una buena noticia. En Desarmadero, Eugenia Almeida aprovecha los códigos de la serie negra para construir una ficción donde la corrupción y el delito alcanzan a todas las capas de la sociedad. Con una escritura seca y un extraordinario dominio del registro oral, cuenta una gran historia a partir de pequeños sucesos que producen incontrolables consecuencias. Su trama podría desarrollarse en cualquier ciudad argentina, sus personajes tratan de salir airosos del abismo que se abre ante ellos. Solo unos pocos lo logran.
En su cumpleaños, una madre discute con su hija mayor por unos saquitos de té. La hija se va de la casa pegando un portazo. Es la última vez que se ven. Unos días después, la madre se arroja al vacío desde el cuarto de un hotel céntrico en Buenos Aires.
Este libro es una exploración literaria y a la vez visceral de ese suicidio. Más que preguntarse por qué, la hija y narradora recrea el antes y el después, las reacciones dentro y fuera de la familia, la trama de las relaciones, la noción del amor, el trauma y las estrategias para lidiar con él. En un mundo donde las apariencias priman, las convenciones son ampliamente aceptadas y parece haber amplias posibilidades, las mujeres viven y sufren mientras los hombres parecen circular como fantasmas. Es un mundo en el cual lo que se veía de un modo se ve de otro a través del prisma de ese pasaje al acto prolijo y planificado, que nadie podía imaginar.
Efectos personales ensaya con materiales autobiográficos la manera de componer una novela para lo que no tiene palabras.
Como una detective en carne viva, como una poeta del absurdo, Marina Mariasch recurre a una escritura bella y filosa para unir los fragmentos dislocados de una historia que es, en gran medida, un grito ante una tumba mal cerrada.
Mezcla de novela, memoria y ensayo, Comí es el relato de una caída y es, sobre todo, una reflexión brutal sobre la comida, los cuerpos y la medicina.
Un personaje que por alguna razón se llama Caparrós visita al médico y se entera de que le van a vaciar los intestinos. Esto lo lleva a pensar sobre su vida como una sucesión de ingestas: más de 58.000 comidas, sus formas, sus sentidos. Esa rara autoconciencia estructura este libro, que indaga también en la vida de su narrador y tantas otras cosas: desde las semejanzas entre alimentarse y tener sexo o la eficiencia rústica del asado hasta ese fatídico instante sin nombre en que un ser querido ha muerto, pero todavía no lo sabemos.
Entre la novela y el ensayo sociológico, clásico pero inclasificable, Comí cumple el difícil cometido de ser un libro difícil de digerir y, al mismo tiempo, exquisito.
Richard Ford ha hecho su contribución a la «Gran Novela Americana» con los cuatro excelentes libros del ciclo protagonizado por Frank Bascombe -todos editados por Anagrama-, uno de los más ambiciosos frescos literarios construidos con el empeño de atrapar el alma y el pulso de Estados Unidos. Si en esos y otros libros utiliza la ficción, en este narra una historia real, la de sus padres. Pero el tema de fondo y la ambición siguen siendo los mismos: el autor parte de su propia vida y la de su familia para indagar en la esencia de América. Y, tirando de ese relato personal, logra un portentoso ejercicio de prestidigitación literaria: hacer que una historia cotidiana e íntima, hecha de detalles que en otras manos podrían resultar anodinos, se transforme en una poderosa narración de validez universal.
El libro se compone de dos textos escritos con treinta y cinco años de diferencia. El segundo, dedicado a su madre, ya se había publicado en 1986 de forma autónoma. El primero, centrado en la figura de su padre, es reciente y rigurosamente inédito. ¿Qué historias se nos relatan en este volumen? Las de dos jóvenes de Arkansas, en el corazón de la América profunda: Parker y Edna, que se casan en 1928 y tienen un hijo -el autor- en 1944. La historia de un hombre de carácter bondadoso que se gana la vida como viajante de comercio, pasa mucho tiempo en la carretera, fuera de casa, y muere de un ataque al corazón cuando Ford tiene solo dieciséis años. La historia de una chica con un pasado complicado y un secreto, que quedó viuda a los cuarenta y tuvo que mantener a su hijo…
Dos textos bellísimos que evocan la infancia del escritor y las vidas de sus padres, unas vidas que podrían haber sido pasto del olvido como tantas otras, pero que la fuerza de la literatura rescata y convierte en piezas esenciales del universo literario de Richard Ford.
En el nuevo mundo por enésima vez recién descubierto de las mujeres, La sed se interna para poner una distancia: de menor a mayor, especie contra género en la taxonomía de los reinos. Una vampira llega a las costas de la Buenos Aires decimonónica para ver por segunda vez en su vida cómo las aldeas se vuelven una ciudad cosmopolita. Es el ocaso de las bacanales de sangre, de la Europa en que se puede matar y comer a destajo. Hay que adaptarse, mezclarse con los humanos, ser discreta. En el otro extremo de la novela, una mujer contemporánea pasea con su hijo por el cementerio de la Recoleta y vive un poco inquieta su modesta emancipación.
El encuentro entre el mortal aburrimiento de la una y el gótico a destiempo de la otra desencadena la hermosa novela que deja caer todo el peso de la muerte tumultuosa del pasado porteño sobre las pasiones familiares en sordina del presente.
Darwin dice que para los naturalistas, “las especies, cuando se cruzan, resultan especialmente dotadas de esterilidad, a fin de impedir la confusión”. Marina Yuszczuk demuestra que en la literatura, por suerte, es exactamente al revés. Los experimentos con lo monstruoso de Mary Shelley y con la astucia doméstica de Jane Austen, más que Drácula, están en el origen de la novela de especies que se niega a ser sólo novela de género.
La historia de amor entre Qüity, una cronista de la sección policial de un diario, y Cleopatra, una travesti que ha abandonado la prostitución desde que se le aparece la Virgen. Siguiendo sus consejos, organiza en la villa El Poso, donde viven, una feliz utopía.
Exuberante y desbocada, barroca y veloz, exquisita y barriobajera es esta novela. «Pura materia enloquecida de azar», como pensaba que era la vida Qüity, la periodista locuaz que termina enamorada de Cleopatra, una travesti carismática entregada al plan salvador que le dicta la Virgen. Del conurbano bonaerense a Miami, esta santísima y plebeya trinidad, sus hijos, amigos y vecinos encarnarán una rebelión popular y sagrada, villera y delirante. Pero ni los milagros, ni la celebración, ni la música que revienta los pasillos de El Poso protegerán a esta utopía fiestera, anticlasista y transgénero.
Publicada por primera vez en 2009, La Virgen Cabeza impactó fuerte en el panorama de la literatura nacional. ¿De quién era esa voz personalísima que inscribía su lengua entre la Odisea, la cumbia, el canon argentino y el romancero español? Desmesurada, su autora, Gabriela Cabezón Cámara, obtuvo inmediatamente el elogio unánime de la crítica y el favor de los lectores hacia su proyecto: una revolución en pleno apogeo.
Ninon Moise está maldita. Su madre Esther también, al igual que todas las primogénitas de su familia desde la Edad Media. Cada generación está marcada por una enfermedad, dolencia o achaque singulares: una de sus antepasadas fue la paciente cero de la peste danzante de Estrasburgo en el siglo XVI. Ninon ha crecido reconfortada y fascinada por esta fábula de extraños e inexplicables misterios médicos, contada un sinfín de veces por su madre desde su infancia. Sin estar del todo convencida, Ninon presiente que en algún momento podría formar parte de la maldición familiar. En efecto, su entrada en esta letanía de males aparece de repente una mañana en forma de un ardor insoportable en la piel, desde las muñecas hasta los hombros.
Con una inteligencia y determinación feroces, esta joven parisina de 17 años se embarcará en un vertiginoso y desesperante ciclo de médicos, especialistas, procedimientos, agujas, escáneres, terapeutas que la enfrentará con el marco limitado y en ocasiones discriminatorio de la institución médica, hasta el punto de verse consumida por la necesidad de recibir un diagnóstico y encontrar una cura para su dolencia, mientras su vida se desmorona.
Ciencias de la vida es una novela provocadora y empática sobre la enfermedad, el remedio, la transmisión, la salud y la herencia familiar, un cuestionamiento profundo y conmovedor de la confianza absoluta que depositamos en la ciencia y las instituciones médicas para proporcionarnos todas las respuestas.
El amor que habita en la intimidad de un matrimonio no siempre es evidente, muchas veces resulta ambiguo. En este pequeño libro, tan breve como potente, Marina Mariasch retrata a una esposa ubicada en la distancia del después, desde la que revisita las vicisitudes de la aventura desajustada que la unió a su marido.
Con un magistral trabajo de la prosa, a la vez poética y quirúrgica, Mariasch indaga en los claroscuros del núcleo que aún hoy sostiene el edificio social: la familia. En una serie de postales saturadas que van de la cotidianidad de los hijos y el hogar al fin de la pareja y al vértigo de una soledad nueva,
El matrimonio invita a quien lea a una montaña rusa de sensaciones, a veces contradictorias, indefinidas, rotundas.
En Bakkhai, Anne Carson preserva algunos términos en griego de la versión de Eurípides. Se decidió mantener el título en el original y traducir la obra al español para efectos de una comprensión gramatical en la conjugación de algunas palabras, y la necesidad de la presencia en español de otras. Para esto, la presente edición recurre a una versión bilingüe con el objetivo de poder leer también el texto de la autora en su versión original.
Una tarde muere y aparecen todas las preguntas pero también nuevas certezas. Es como aprender un lenguaje nuevo, el de la poesía. Ahora, Magalí Etchebarne tiene que desarmar la casa. Recorrerla de nuevo, una última vez, una vez más, vacía. Imposible no invocar a Anne Carson: “Si la prosa es una casa, la poesía es alguien en llamas corriendo a través de ella”. Pero, lo prefiera o no, este fuego está controlado. Es un fuego moderado por alguien que dispone de su propia desesperación.
Un año se pasa de ser hija a poeta, y los versos se convierten en manotazos a la memoria de lo último pero también lo primero. Se trata de cruzar “una soga por el precipicio” olfateando cada rincón como un perro de caza, sabiendo que incluso así los olores se pierden, las voces quedan tal vez sólo en un casete, y que esa voz suena distinta del propio recuerdo. Armar un lexicón de gestos, lunares, palabras inventadas, cositas insignificantes, alimento para pájaros. Así se cocina una vida, así se tramitan los legados y los silencios: a fuego lento, cocinando al lobo de los fantasmas.
Marina Mariasch
Asaraton, piso sin barrer. Asaratos oikos, habitación sin barrer. Las palabras son griegas, pero nombran a un estilo de mosaico romano que se usaba para decorar el comedor. Restos de comida tirados en el piso representados con el orden meticuloso del artista que pegó una por una las minúsculas teselas de colores: huesos de pescado, caracoles, cabezas de langostino, carozos de fruta, cáscaras de nuez y hasta algún ratón en medio de las sobras del festín. La tradición de dejar los restos de comida en el piso hasta el final de la fiesta como una manera de honrar a los espíritus de los muertos que se hubieran irritado si alguien barría antes de tiempo. O tal vez sea al mismo tiempo un memento mori, para que no olvidemos que nosotros, que también disfrutamos del festín, vamos a morir. Los poemas de Sharon Olds honran la vida y la muerte a través de los detalles que capta con su mirada de riparógrafa, de arquera que clava las palabras en el blanco con dulzura implacable. Inés Garland
Traducción y selección: Ines Garland e Ignacio Di Tullio. Una poesía fiel a la profunda verdad de la existencia, de un enorme poder dramático y narrativo, rica en lo que Pound llamaba “detalles luminosos”. Sus imágenes revelan la esencia del mundo cotidiano y las emociones más profundas.
Con Pedro Saborido al mando no debería extrañarnos tener en nuestras manos un ticket para una excursión al mundo de nuestros días, cuyo segundo acto es una invitación a barrenar una ola psi-codélica y sentimental, lúcida y encantadora. De risas, de inteligencia y bondad bien entendida. De eso se trata Una historia de la vida en el capitalismo, de partir de un lugar conocido para, una vez recorrido el camino con excitación, llegar al delirio que brilla. El espejo de una primera infancia con Sargent Pepper´s Lonely Hearts Club Band de fondo. Las tardes de psicología en la pizzería. Y el resultado clásico: casi todo nos recuerda a un cuento del autor.
Pueden leerse aquí asuntos relacionados con el tiempo (en un bodegón top de platos extra large y esperas centenarias), romances imprevistos con remeras del Che, de Perón y de Elon Musk, la curiosa historia de una anciana amorosa que en una plaza les da de comer alfajores a las palomas y calmantes a las personas. También desviaciones del emprendedurismo, fantasías que tienen en el fondo lavaderos, artefactos con mucho marketing y búsquedas de consenso. Hay un verdadero universo de diversión. Y, como siempre, manufactura de primer nivel. Humor entrañable, guiños e imaginación poderosa. Un gran despelote. IRENE KEROVANI
En Una historia del conurbano, Pedro Saborido confirma que cada vez que se propone contar un universo determinado lo hace con un brillo y genio sin igual. Lo había hecho con Una historia del fútbol y también con Una historia del peronismo. Esta vez, las historias de las invasiones inglesas, las dimensiones paralelas, las apariciones de Vírgenes que conceden deseos desopilantes y otras criaturas con la misma garantía de lo hipnótico, como un adorable astronauta ruso, construyen una obra inolvidable. El guionista de Peter Capusotto y sus videos –y de tantos otros ciclos recordados– además de hacer reír con fiereza y de contar his-torias magistrales, también despliega una mirada lúcida, mordaz y encantadora. El conurbano y todos sus componentes, entonces, quedan retratados con una cruza de arte y sociología como el que captura, en medio de tanto desparpajo, un mundo que parece no tener explicación pero que la tiene: sólo hay que saber buscarla.